La vitamina C protege nuestro cuerpo de los radicales libres, fomenta la producción de colágeno, favorece la absorción del hierro y mejora la cicatrización. Es mayormente conocida y consumida porque aumenta las defensas del cuerpo, por lo que es ideal para reducir la duración de resfriados comunes. Se considera un antioxidante y por esa misma razón se integra a diferentes productos de belleza y se aplica para el cuidado de la piel y el cabello.
Químicamente se le conoce como ácido L-ascórbico y su principal característica es que contribuye al buen funcionamiento del sistema inmunológico. Seguro tienes una tía que te escucha estornudar y en vez de decir: “salud” te dice “necesitas vitamina C”, pero al menos, ahora entiendes por qué.
Las frutas con mayor fuente de vitamina C son los cítricos como el kiwi, la piña y las fresas. En cuanto a las verduras, el brócoli, la coliflor, la espinaca y los pimientos son excelentes fuentes de vitamina C. También la puedes encontrar en la guayaba, el limón, el mango, el perejil, las coles de bruselas, la naranja y la papaya.
Antes que nada, les quiero contar que el cuerpo no produce vitamina C por sí solo, entonces necesitamos obtenerla a través de la dieta o bien, de suplementos.
Me encanta que la vitamina C, además de todos los beneficios que ya mencionamos, funciona como desintoxicante de algunos medicamentos. Incluso ayuda a problemas oculares y de la piel. ¡Increíble!
Obviamente consumir vitamina C en exceso no es bueno, ya que puede causar problemas estomacales y dolores, de manera que siempre es mejor consultar la dosis correcta de acuerdo a tu edad y necesidad. Mientras tanto, puedes seguir tu dieta balanceada para absorber la vitamina C de alimentos que además de tener este antioxidante, proporcionan otros nutrientes y minerales a tu cuerpo.
Así que ya sabes, “come frutas y verduras.” 😂
Referencias: