“Somos granos de maíz de una misma mazorca, somos una sola raíz, de un mismo camino.” -Thaayrohyadi
Hace poco escuché esta frase por primera vez y me hizo todo el sentido del mundo. Más al pensar que todos somos parte importante de un mismo proyecto, que como mexicanos, buscamos sentirnos orgullosos de nuestra esencia y nuestra riqueza.
A mí, me ha tocado buscar ese orgullo desde el punto de vista de la gastronomía y un elemento indispensable de esto ha sido el maíz. Muchos ya lo saben, otros no, pero un platillo que me representa y además es para mí una de las formas más increíbles y originales que adopta este grano, es el de una “infladita”. Sí, así como lo oyen.
Una infladita consiste en hacer que de una tortilla, salgan dos. Que de un mismo maíz, obtengamos dos. El maíz es tan mágico que al cocinarlo con tradición enamora, pero al introducirlo en grasa y hacerlo totalmente mestizo, ¡sorprende!
A las infladitas, también las llaman “esponjadas” pero su nombre más común son “gorditas infladas”. Las gorditas infladas son un platillo típico que se prepara en Veracruz y me encanta pues es claro que justo ese mestizaje tan increíble haya sucedido en aquellas tierras en las que en un principio se fundó la Villa Rica de la Vera Cruz, tierra de los primeros españoles que pisaron México.
Las gorditas infladas se pueden hacer con puro maíz o las podemos encontrar con masa de maíz y plátano macho, frijoles, quelites y hasta mole. Para hacer una gordita inflada, en Veracruz, acostumbran a tomar masa de maíz, formarla con un prensa tortillas y echarla directo en el aceite para que se sumerja y mientras sube a la superficie se vaya friendo hasta alcanzar ese crujiente perfecto.
En mi caso, para lograr una infladita perfecta, encontré un amor por el comal que no conocía y así poder hacer de una tortilla hecha y derecha, una delgada y crocante inflada. Aquí les van mis tips:
Eso si, ¡Ojo!, hay que tener cuidado de que por ningún motivo la masa se vaya a lastimar o la tortilla a perforar, pues esto hará que no infle bien la tortilla y como seguramente ya habrán escuchado por ahí, “Si no te infla la tortilla, aún no estás listo para casarte…”.
Lo más rico de las infladitas es que se abren y rellenan de lo que más se antoje. Puede ser tanto dulce como salado. Mis favoritas son de camarón Rosarito y de quelites, pero quedan deliciosas con pato, lechón y hasta queso Oaxaca con huitlacoche. Definitivamente, no tienen límite.
Encontrar más y más formas de cómo usar el maíz en nuestra cocina, es el claro ejemplo de cómo tenemos una gastronomía rica y extensa hasta un grado que quizás no conoceremos. Complementando a lo que escribió “Thaayrohyadi”, pensemos como granos de una misma mazorca, trabajemos para enaltecer a la cocina mexicana con estas creaciones tan únicas como lo son las infladitas y llevemos al maíz y a México muy arraigados en nuestros corazones.